TECNOLOGIA,
PRODUCTIVIDAD Y SEGURIDAD ALIMENTARIA.
Domingo A. Nuñez Polanco
A lo largo de las últimas cuatro décadas los gobiernos en sus
políticas sectoriales, enfocadas al
sector rural, consciente de la necesidad de aumentar la productividad
agropecuaria y mejorar los ingresos y
las condiciones de vida de las familias rurales, han llevado a cabo muchos
programas de desarrollo agropecuario; varios de ellos de gran magnitud y alto
costo.
En la consecución de estos objetivos, los recursos han sido más que suficientes.
El Estado y Gobiernos han
puesto su mayor parte vía recursos propios y atreves del financiamiento
externo, la cooperación internacional no ha dejado de aportar suficientes recursos,
en menor medida el sector privado ha hecho lo propio.
Sin embargo, los resultados han sido muy modestos, especialmente en lo
que se refiere a los pequeños y medianos productores agropecuarios.
Polan Lacki, experto en desarrollo agropecuario, en un arranque de ortodoxia, ha expresado no
pocas veces: “los gobiernos colapsaron y urge hacer algo radicalmente
diferente” y en esa línea de
pensamiento, Polan Lacki cita al Padre
Vieira-Sermón de San Antonio que ha expresado: “Cuando los remedios no tienen
suficiente eficacia para curar las enfermedades es necesario curar los
remedios, para que curen al enfermo"
Ahora no nos queda otro camino, que oír el consejo del Padre Vieira.
Los remedios convencionales para curar los males del subdesarrollo y los
atrasos tecnológicos y por ende bajo niveles de productividad de nuestra agropecuaria ya no pueden ser aplicados, por la sencilla
razón de que los gobiernos ya no disponen de ellos.
La ilusión de que el Estado paternalista solucionaría todos nuestros
problemas se esfumo.
En nuestros países de América
Latina y el Caribe y muy especialmente en nuestro país, los gobiernos, están debilitados, "desfinanciados"
y fuertemente endeudados.
Los recursos que recaudan mal alcanzan para pagar deudas e intereses
de préstamos, sueldos y jubilaciones y subsidios.
Esto se traduce en muy poco o casi nada de recursos para acudir en ayuda de la inmensa mayoría de
pequeños y medianos productores
agrícolas como por ejemplo, en capacitación y asistencia técnica.
Tradicionalmente, los servicios agrícolas de apoyo han sido
insuficientes en su cobertura e ineficientes en su funcionamiento.
La asistencia técnica, las semillas mejoradas, el riego, los
fertilizantes, los plaguicidas, las maquinarias agrícolas, las garantías
oficiales de precios y de comercialización, nunca han estado realmente al
alcance de la mayoría de los productores.
El enfoque tradicional de
desarrollo, sujeto a subsidios, a formas artificiales y paternalismos,
está fuera de toda posibilidad en la actualidad y debemos comenzar a ponerle
caso a los pensamientos y planteamientos de Polan Lacki y el Padre Vieira,
dando lugar, por lo tanto, al realismo, la racionalidad y la eficiencia
productiva, la capacitación gerencial y comercial.
Las políticas deberán
orientarse en la dirección de
desarrollar acciones sinérgicas que estimulen el protagonismo de los propios
agricultores para que desarrollen sus potencialidades, utilicen racionalmente
los recursos existentes en las fincas y se apoyen fundamentalmente en
tecnologías.
El propio Polan Lacki expreso en una oportunidad “que el desarrollo de nuestras zonas
rurales no estaba en la ventanilla de un
banco, sino en el pupitre de escuela”
Hay algunos expertos que no le ha temblado el pulso para afirmar: “En
materia de conocimiento y por lo tanto de tecnología para la productividad,
competitividad y rentabilidad, el sector rural latinoamericano y Caribeño está
más cerca del siglo diecinueve (XIX) que del siglo veintiuno (XXI).
Las repercusiones de este atraso tecnológico son muy graves y se
expresan en indicadores tales como desempleo, emigración, bajo nivel de vida,
problemas de seguridad alimentaria, inflación y deterioro ambiental, entre
otros.”
Llegado a este punto donde hablamos del atraso tecnológico que padecen
nuestras economías rurales debemos ponerle mucha atención desde el punto de
vista de la seguridad alimentaria.
En la mayoría de los países de
la región, son muy bajos los rendimientos de productos fundamentales para la
economía y la seguridad alimentaria tales como Arroz, Maíz, Plátano, Fríjol,
Papa, Yuca, Trigo, etc.
Para tener una idea de las repercusiones del atraso tecnológico en las
economías rurales, Tomemos por ejemplo el maíz, por citar un rubro, cultivado a
la manera tradicional en América Latina y el Caribe;
Este rubro, alcanza un rendimiento medio de alrededor 2 toneladas por
hectarea, a excepción de Chile que produce 10,5 t/ha y Argentina 5,6 t/ha,
algunos países no llegan a 2t/ha entre ellos RD., otros oscilan de 3 a 4 t/ha.
Las cifras anteriores nos indican que algunos países obtienen
rendimientos extremadamente bajos.
Mientras Chile, el más eficientes de la región, alcanza
rendimiento promedio de 10,5 t/ha
Las repercusiones de estos bajo niveles de productividad desde el punto
de vista de los costos son
significativas y diferenciadas dependiendo de los rendimientos de cada
productor.
Pero, sucede por lo regular que
los agricultores acusan al precio de sus
bajos niveles de rentabilidad;
La realidad es que el problema radica en el costo por unidad de
producción (ya sea en toneladas, quintales, kilos, etc.) derivado de la baja
productividad y de la falta de organización y asociatividad.
Quiere decir que la productividad es una relación directamente
proporcional al conocimiento, a la asociatividad, ya sea en cooperativas u
otras formas de organización.
Partiendo de las anteriores reflexiones, es indispensable incentivar
la productividad agrícola mediante programas de transferencia de conocimientos
para conseguir un cambio efectivo y sustentable en el aspecto social produciendo efectos tales como mejoras en el nivel de vida de las
familias del sector rural,
reducción la emigración del campo
a la ciudad y contribuyendo a una efectiva
seguridad alimentaria de los habitantes.
Si tomamos de nuevo el ejemplo anterior relacionado con el maíz, nos
daría luz para entender mejor el problema de los bajos niveles de
productividad. Por ejemplo, para producir 100 toneladas de maíz, los
agricultores tradicionales, con bajos niveles de productividad, requieren de 50
hectáreas mientras que los con niveles de productividad más o menos regular
como Colombia, Ecuador, Perú, etc. las obtienen en 15 hectáreas y los
productores de Chile, como los más eficientes, en 9 hectáreas.
De la misma manera que en el ejemplo del maíz, sucede con la gran
mayoría de los productos agrícolas.
Baja productividad que se puede cambiar,
logrando magníficos resultados, si se incorpora conocimiento como muy bien dijo
Polan Lacki.
En esta privilegiada tierra de Quisqueyana tenemos enormes
potencialidades productivas que nos permitirían generar las riquezas necesarias
para autofinanciar nuestro desarrollo agrícola y eliminar el subdesarrollo
rural.
Tenemos vastas extensiones de tierra de buena calidad, clima favorable
que nos posibilita obtener varias cosechas al año; y, lo más importante, tenemos una muy abundante
mano de obra familiar, necesitada y deseosa de progresar; y afortunadamente existen los conocimientos
(tecnologías y experiencias exitosas) que son necesarios para hacer una
eficiente producción, transformación y comercialización de productos
agropecuarios.
Ahora bien, sucede que desafortunadamente, dichos conocimientos están
siendo adoptados apenas por una minoría de productores.
Tal exclusión es lamentable porque muchas de las mencionadas
tecnologías y experiencias, son de bajo costo y fácil adopción, y como tales
podrían y deberían estar beneficiando a
todos los productores rurales de nuestro
país.
Sin embargo ello no ocurre porque estos valiosos conocimientos
permanecen ociosos/subutilizados en las estaciones experimentales, en las
universidades, en las gavetas de los escritorios de muchos funcionarios del
área agropecuaria.
La correcta aplicación de conocimientos y experiencias permitiría solucionar gran
parte de los problemas de la mayoría de nuestros productores. Desafortunadamente ello no ocurre porque
dicha mayoría no las conoce o no sabe aplicarlas de manera correcta.
Pero, no podemos perder las esperanzas, tenemos a nuestra disposición
casi todos los requisitos necesarios para hacer una agricultura mucho más
eficiente y más productiva que podría generar las riquezas que necesitamos para
reducir la pobreza y el subdesarrollo rural.
Precisamente esta realidad es la que ha servido de motivación para el diseño y la implementación del proyecto: Centro de
capacitación, asistencia e información agropecuaria, por SISAGRO con el apoyo y
asesoría de La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO).
Estos trabajos y proyectos están dirigidos a la productividad, pero con calidad, bajo los principios de las
Buenas Prácticas Agrícolas, programas de integración comunitaria y
asociatividad.
Con Transferencia Tecnológica bien dirigida, se estimula a los
agricultores a pensar y actuar con mentalidad triunfadora bajo los principios
de la productividad con organización, y se incentiva en ellos una agricultura
rentable con prácticas culturales y tecnologías acordes con sus
respectivas zonas agro ecológicas y sus microclimas
específicos, como el camino más viable para alcanzar el verdadero y sustentable
desarrollo económico y social.
No olvidemos que Hoy día, nos enfrentamos a una Crisis Alimentaria
Mundial cuyas razones son más complejas que un problema de producción,
sub-producción o de sobrepoblación.
Para entender un poco más esta preocupación debemos contar la historia que hay detrás de esta crisis.
La Bolsa de valores de New York, más conocida como “Wall Street”.
Durante los años 2001 y 2002, después de la explosión de la burbuja financiera
en el sector de las telecomunicaciones, los capitales se dirigieron hacia los
mercados inmobiliarios. Cuando la burbuja de los mercados inmobiliarios explotó,
estos se desplazaron nuevamente, pero esta vez, hacia los mercados de materias
primas, esencialmente el petróleo y los productos de la agricultura, sobre todo
lo que sirven de materia prima,
provocando así una demanda artificial y una violenta subida de los precios de
los alimentos.
Para entender este fenómeno, solo bastaría observar el siguiente dato
estadístico: En el 2003 se invirtieron 13 mil millones de dólares en materias
primas en la bolsa de los Estados Unidos, pero oigan esto, cinco años después,
en 2008 esta cantidad se multiplico por veinte, llegando a los 260 mil
millones.
Y lo bonito del caso,
señores es que los causantes de esta
especulación tienen nombre propio.
Ahí le va: Los Fondos de Alto Riesgo, los Grandes Bancos de Inversión y
otros.
Miren, los Fondos de Pensiones estudian variables como el clima, la
demanda y las cosechas y en base a ello deciden que producto es susceptible de
escasear y por ende subir su precio y es allí donde apuestan por un precio y
adquieren opciones de compra «futuros» varios meses antes de la producción ver
la luz.
El primer efecto, de esta ambición desenfrenada, se refleja en el
sentido de que los mercados se van a la alza al comprar en una sola transacción
miles de toneladas de un producto disparando así su precio que luego venden al precio del mercado,
precio que es superior al que pagaron por las opciones de compra, quedándose
obviamente con la diferencia. Es decir, que compran las cosechas de los
próximos meses, no para adquirir productos agrícolas, sino para ganar dinero en
la reventa posterior, y así obtener una mayor ganancia. Es el neoliberalismo en
acción y ganando por adelantado.
Y no quieren entender, bueno
creo que, algunos lo entienden, y es el hecho de que con la comía de los
pueblos no se juega; se puede convertir en una bomba de tiempo y estallar en
cualquier momento.
Miren señores, en el mes de julio pasado, un solo fondo de inversión
compró en un solo día 240.000 toneladas
de cacao, equivalente al 7% de la producción mundial. Y lo bonito del caso es
que ese magnate que pilotea ese fondo de inversión, que por cierto, le apodan
“Chocfinger” (dedo de chocolate), tiene agarrado por el cuello desde hace meses
a todos los productores de chocolate del mundo.
Las consecuencias de estas apuestas muy del estilo de un casino, como
refiere el Presidente Fernández, podemos verlas en el incremento del precio de
los alimentos que subieron un 83% entre 2005 y 2008 según el Banco Mundial,
Igualmente la FAO maneja cifras de aumento del 45% para sólo nueve meses del
2008.
Tres años después de la crisis financiera y de los alimentos de 2008,
los precios de estos últimos están de nuevo aumentando vertiginosamente en los
mercados internacionales.
La verdad, señores que bajo esta lógica productiva, en materia de
seguridad alimentaria no vamos a llegar a ninguna parte.
Según afirmaciones de Jossette Sheeran, la directora ejecutiva del
Programa Mundial de Alimentos de la ONU, dice que hoy día “Estamos viendo más
gente con hambre que antes”
Cuando el Papa Juan Pablo II, lanzo aquella histórica expresión para calificar la
voracidad del capitalismo neoliberal de
“Capitalismo salvaje” estaba más claro que el agua limpia.
Según La Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). a nivel mundial, el 75% de los pobres vive
en zonas rurales.
Hay ahora 1020 millones de malnutridos en el mundo, lo que significa
que casi una sexta parte de la humanidad padece hambre.
La comida no es global, la comida es local. Es propia de un modelo de
producción y a una cultura. La identidad de un pueblo es su comida y la gestión
de sus tierras.
Vivimos un momento sin precedentes en la historia de la humanidad, con
una emergencia conjugada en tres crisis: La crisis Energética, La crisis
Alimentaria y la crisis Climática y por demás,
y de manera coyunturalmente la crisis financiera global.
Queremos una agricultura más familiar, biodiversa, que produzca para
los mercados locales alimentos sanos y baratos.
El Instituto de Estabilización de precios INESPRE y la organización sin fines de lucro SISAGRO
luego de hacer algunos acuerdos estratégicos en el marco de garantizar la
seguridad alimentaria de la República Dominicana y entendiendo que el entorno
Internacional en que se desenvuelve el sector agropecuario nacional ha sufrido
una profunda y rápida modificación la cual obliga a repensar una nueva visión
para el desarrollo agropecuario del país como también los acelerados incrementos en los precios
internacionales de bienes agropecuarios importables, así también en el precio del petróleo, representan
importantes desafíos para la seguridad alimentaria de países con pequeñas
economías netamente dependientes de importaciones energéticas, como es el caso
de la República Dominicana, así como la crisis global agroalimentaria que
parece extenderse por todo el planeta, que ha llamado la atención de los
organismos internacionales y agencias de cooperación que tienen que ver con la
alimentación mundial.
Y, tomándole la palabra y la advertencia que hace la FAO a la clase política de los países en
desarrollo acerca de las inesperadas reacciones políticas y sociales que pueden
desencadenarse debido a los incrementos de los precios internacionales de
bienes agrícolas.
En ese sentido, las actuales autoridades del INESPRE, en su rol de
estabilizador de los precios de los productos Básicos, y asumiendo la
responsabilidad de crear mecanismos institucionales para facilitar la
participación del liderazgo social, en
el necesario proceso de desarrollo de los planes, programas y políticas que
persigan la mejoría de la calidad de vida de los Dominicanos, según los alcance
de los Decretos: 685-00, 39-01 y 566-03.y en el entendido que el INESPRE debe
ejercer un liderazgo proactivo en la promoción de iniciativas Sostenibles
para impulsar Políticas que Mejoren la Comercialización y Distribución
de los productos Agropecuarios así como la capacitación y asistencia a todos
los agentes participantes en la cadena de valor y que garanticen niveles de
precios asequibles al público consumidor, en especial a las familias de menores
Ingresos, han tomado la iniciativa de tomar acciones conjuntamente con
organizaciones y grupos organizados de la sociedad civil en el marco de
acuerdos y convenios de Cooperación Multisectorial con el propósito de mejorar el Sistema de abastecimiento y
comercialización de productos agropecuarios con participación social mediante
la capacitación, asistencia e información a los productores, compradores
y consumidores a través del Centro de
Capacitación, Asistencia e Información
agropecuaria para Fortalecer el proceso de educación
mediante la asistencia y capacitación en buenas prácticas agrícolas,
manejo pos cosecha, comercialización a los pequeños y medianos productores para
llegar a ser eficientes, competitivos
y sustentables en un mundo cada día más exigente y globalizado.
De ahí que, el Instituto de
estabilización de Precios Inespre y la Organización sin fines de lucro SISAGRO,
Tenemos a bien presentar a la consideración del país, a los Organismo de
cooperación Internacional aquí presente
y con énfasis al Sector Agropecuario Nacional, la propuesta de los siguientes
proyectos:
1. Centro de
capacitación, asistencia e Información agropecuaria, Sabana perdida, Santo
domingo Norte.
2. Proyecto de huertos
Familiares Ecológicos (Invernaderos, cielo abierto)
3.Programa piloto,
SISTEMA INTEGRADO DE COMERCIALIZACION AGROPECUARIA, REGION ESTE.
4. PROYECTO AGROFORESTAL LOMA LARGA, VICENTILLO,
PROVINCIA EL SEIBO.
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