viernes, 8 de junio de 2012

Gobernabilidad ética

Ricky Noboa


Es penoso conocer que el candidato presidencial del PRD al verse perdido intentó una negociación con el presidente electo, Lic. Danilo Medina, para convertirse en líder de la oposición y expulsar al presidente del partido, Ing. Miguel Vargas Maldonado; una acción de chantaje vergonzosa, todo a expensas de la mal llamada gobernabilidad. 

Los liderazgos se obtienen con el trabajo en beneficio de todo un pueblo. La falta de ecuanimidad en el ejercicio político es de trogloditas de la política. La verdadera gobernabilidad está en la responsabilidad de los líderes en asumir un rol constructivo que beneficie las grandes mayorías en una nación. El presidente electo, Lic. Danilo Medina, ha expresado su respeto y consideración al liderazgo del PRD y ese liderazgo debe ser cónsono con el deber de hacer una oposición respetuosa y constructiva en la solución de los problemas que aquejan a toda la sociedad. 

La política no es perversidad, la política es una ciencia que busca llevar bienestar y estabilidad, mejorando la calidad de vida de todo un pueblo; ese pueblo esperanzado en que su líder sea por vocación un hombre de gran sensibilidad humana y humildad en el ejercicio del poder. Hoy creemos en Danilo, pero también creemos en una oposición dirigida con dignidad y ecuanimidad, valores indispensables en la gobernabilidad que propicia transformaciones en pro de una verdadera institucionalidad. 

Desde el inicio de su campaña política, Danilo expresó que quería un gobierno de unidad nacional y así lo hará. Miguel Vargas merece respeto por su coherencia y respeto a sus contrarios políticos y a sí mismo, y esa condición lo hace ser un capital de gobernabilidad política. Con Danilo se abre una era de concertación asumiendo su deber frente a la nación de acercarse a todos los sectores de la vida nacional comprometidos con un proyecto de estado transparente, donde Miguel Vargas y demás líderes de la oposición tengan un lugar protagónico en beneficio de sus seguidores y del país. 

La decencia de Danilo y la ecuanimidad de Miguel derrotaron la prepotencia y el irrespeto

sábado, 2 de junio de 2012

UN ARTICULO SOBRE ULISES ARQUIMEDES CERON POLANCO, UNOS DE LOS LÍDERES DE LOS PALMEROS.

Por considerarlo como un aporte para el conocimiento de la juventud que desconoce la historia de muchos de los asesinados por el gobierno de los 12 años de Balaguer  reproducimos de manera integra el reportaje sobre este héroe de los dominicanos.

(El reportaje aparece en las páginas del periódico Hoy bajo la firma de Ángela Peña)

Ulises Arquímedes Cerón Polanco sufrió desde niño los atropellos del trujillato: lo enviaban a desyerbar las fincas de los Trujillo junto a presos comunes, en represalia porque lo descubrían criticando al régimen, y regresaba a la casa con las manos hinchadas, llenas de ampollas. “Papá recurría a su primo José Dolores Cerón, que era del Ejército, y éste reaccionaba: “Ulisito otra vez, ese niño no coge cabeza”. Desarrollado prematuramente, debía cargar el acta de nacimiento para demostrar su edad, recuerda Gladys, la hermana preferida del revolucionario que cayó en combate el 12 de enero de 1972. Los hijos y la viuda del integrante del grupo político “Los Palmeros” residen en el extranjero.

Gladys, que fue depositaria de sus secretos y afectos, es también la que conserva cartas, notas, fotos, tarjetas, la ropa formal y casual que usó el guerrillero e infinidad de testimonios orales que le han transmitido compañeros de lucha de Cerón. Llora al recordar los trágicos pasajes y los momentos dolorosos que vivió el hermano, como fue el apresamiento en Cuba por diferencias con Caamaño, pero se repone y confiesa orgullosa que a pesar de aquella humillación, su hermano vino decidido a preparar la resistencia porque su ideal era lograr una sociedad justa. Nacido en San Carlos el 14 de enero de 1938, hijo de Arquímedes Cerón Perdomo y de Rosa Amelia Polanco González, Ulises creció en un hogar humilde, pero digno. “Éramos pobres pero con un padre de principios que nos enseñó a compartir lo poco. Era maestro constructor y ebanista”, cuenta Gladys. Los demás hermanos, Pilar, Alberto Antonio (Titico), César Augusto y Freddy sufrieron los rigores de la persecución balaguerista. La madre fue apresada como rehén en interminables allanamientos, Titico estuvo preso largos años y en más de una ocasión fue vejado a pleno sol, frente a doña Rosa. Afectado por tanto abuso, don Arquímedes sufrió un infarto que le ocasionó la muerte. “Son heridas que no se cierran, aunque han pasado 35 años”, expresa Gladys. Ulises Arquímedes formó ese carácter resuelto contra las injusticias quizá inspirado en la conducta de su padre, que comentaba los atropellos de Trujillo.

El abuelo materno, Domingo Polanco, era horacista “y Trujillo le quitó la hacienda Caracol, en Bonao”. Por eso, apenas graduado de bachiller en el liceo Juan Pablo Duarte, Ulises se integró a los jóvenes que se enfrentaron a los remanentes de la tiranía derribada. Desde Bonao, donde fue a identificar calieses, lo trajeron preso en un vehículo de los llamados “Colepato”. En la lucha política Fue uno de los fundadores del Partido Revolucionario Dominicano y luego pasó al 14 de Junio como miembro de Buró Militar. Estuvo entre los fundadores del sindicato del Ayuntamiento, donde trabajó, y “cuando Peña Gómez llamó el pueblo a las calles a defender la democracia, en abril de 1965, Ulises desapareció por una semana y regresó armado de ametralladora y con una herida en la frente. Estuvo en el bombardeo del Puente Duarte “y en un comando cercano al cementerio de la Máximo Gómez entre los que estaban Flavio Suero, Titico, Homero Hernández, Arnulfo Reyes y un guardia apodado Guandulito que se unió a los constitucionalistas, entre otros”. Fue miembro del comando de la Sánchez número uno, recuerda Gladys, y se mantuvo “protegiendo la aduana del Puerto hasta que los americanos la quemaron.

Estuvo en el asalto a la fortaleza Ozama que dirigió Homero Hernández, y en el que estuvieron también Amaury Germán, Bienvenido Leal (Chuta),...”.  Refiere que su hermano tendió la mano a un militar que se ahogaba y éste “prefirió hundirse, pensando que lo ejecutarían, eso afectó mucho a Ulises, que era un gran ser humano”. “De ahí salió afectado de la audición pues estaba colgado de un tanque, y cuando tiraron sorpresivamente todos cayeron. No oía casi nada de un oído”, manifiesta. En su viaje de entrenamiento a Cuba le curaron esta afección y una cojera que le dejó la caída de un tercer piso. Otra acción en la que participó en esos convulsos días fue en el asalto a la fortaleza de San Francisco de Macorís por lo que fue apresado y golpeado hasta romperle un brazo, que le curaron, al mes, en una clínica privada. A los tres días de dado de alta volvió a la zona constitucionalista. Concluida la contienda de abril, Ulises continuó la lucha contra la represión balaguerista, oculto, pues desde que Joaquín Balaguer inició su mandato lo acusaron de un robo en la Lotería Nacional. Jamás lo encontrarían pues ningún organismo de seguridad sospecharía cuál era su refugio: una casa justo al frente del Palacio Nacional.

Después se ocultó en la de un sobrino y “nos mandaba a buscar, nos abrazaba y besaba, era el querendón de la familia”. Al poco tiempo, recuerda, se publicó una lista con fotos de unos jóvenes que no podían entrar ni salir al país. Ulises “estaba tan camuflado que ni mamá lo reconoció. Cuando salió ese aviso hacía tres días que se había ido, suponemos que a Cuba”. Ulises casó con Altagracia Bonet, madre de sus hijos María Teresa, Sandra (nacida en la revolución), y Ulises Arquímedes”. El último nació el 10 de enero de 1972.

Tres  calles de Santo Domingo llevan el nombre de Ulises Cerón Polanco. Están localizadas en los barrios La Altagracia, de Herrera; Los Pinos, cerca de la autopista Duarte, y Juan Bosch, ubicado en el lugar donde cayeron los cuatro. Gladys agradece los homenajes. Sin embargo, entiende que merecían calles más amplias y transitadas, “pero las avenidas más importantes de la capital, tienen nombres de extranjeros”, opinó.  El relato de la vida de su hermano en Cuba lo inicia con “Ata” un amigo que se ofreció para llevarle a ese país la noticia de la muerte repentina del padre, el 8 de mayo de 1970. Pero allá no le permitieron verlo. Temiendo no ver a su madre viva, Cerón Polanco regresó el 12 de febrero de 1971 “por el aeropuerto, con otro nombre”.“En Cuba, según me han contado, tuvieron muchas divisiones internas por varias razones, una de ellas por las intrigas que llevó Virgilio Gómez Suardí (Billo) que parece que quería ser jefe de grupo. Llegaron a acusarlos de agentes. Ulises salió de Cuba y se fue a Europa, nos mandaba postales de Francia y Bruselas con el seudónimo de “Roberto”, en honor a un hermanito fallecido”. Un compañero de Ulises que estuvo entrenándose también en Cuba, relató a la familia Cerón interioridades de la vida de los muchachos que ella cuenta con ciertas reservas porque no fue testigo de los hechos. Él le contó que los cuatro “Palmeros” estuvieron presos porque se atrevieron a cuestionar a Francisco Alberto Caamaño una presunta vida licenciosa, desentendido de los entrenamientos. Familiares de otros “Palmeros”, coinciden en esta versión. Aún así, se reconciliaron y decidieron venir a la República. Ulises vivió seis meses dentro de la normalidad, manifiesta Gladys, “aunque tomábamos medidas porque sabíamos que él no iba a dejar su lucha revolucionaria”. Ocurrió el asalto a The Royal Bank of Canada en el que lo involucraron junto a otros izquierdistas. “Comenzaron la persecución.

En noviembre de 1971 nos allanaron a las seis de la mañana y nos rodeó un contingente de guardias y policías. Ramón Almánzar padre, que era teniente de la policía me ordenó, haciéndose pasar por fiscal: “Échate a un lado, que nosotros no tenemos hora para allanar”.“Se llevaron a Titico, lo torturaron, vomitaba sangre por ojos, boca, nariz, para que dijera dónde estaba Ulises. Imagínese nuestra situación: Freddy enfermo, Titico preso y Ulises huyendo”. El seis de enero Gladys vio por última vez a Ulises cuando fue a llevar los regalos de reyes a los niños. “Venía en un carro conducido por César Félix, bajó el vidrio, me invitó a subir y le envió un reloj a Pilar. Le confesó que ese día tenía que ver a sus hijos aunque fuera de lejos y estuvo con ellos dos minutos. A los tres días un militar le anunció a Gladys que a Ulises le quedaban tres días de vida y ella le replicó: “Ustedes los van a matar, pero ellos les van a dar candela”.Un dirigente del 14 de Junio que luego se declaró balaguerista, concuñado de uno de los hombres de confianza de Ulises, vigilaba a los Cerón Polanco y “ya había chivateado el lugar donde ellos guardaban las armas”, afirma Gladys identificando al delator. Ulises Cerón cayó en combate contra fuerzas de todos los institutos armados que lo atacaron por aire y tierra junto a Amaury Germán, Virgilio Perdomo y Bienvenido Leal en una cueva ubicada en el kilómetro 15 y medio de la autopista Las Américas.

“Pienso que su destino era caer juntos porque se habían separado, dos y dos, pero luego se unieron. Tenían equipo suficiente para oír los planes de la policía, pero por mala suerte, ese día no tenían sus aparatos encendidos”, lamenta. “Ulises recibió el primer balazo sobre la pierna derecha, le partieron el corazón, le rompieron la boca con la cacha de una ametralladora, después de muerto. No lo pudimos vestir, estaba totalmente quemado”..

COMENTARIOS:

Rossy dijo...

Muy buenas tardes… Muchísimas gracias por publicar este artículo escrito por la periodista Ángela Pena sobre mi padre. Soy la hija mayor de Ulises A. Cerón Polanco, Minerva Cerón. Que le puedo decir sobre este gran hombre (y no porque sea mi padre) que entrego su vida por  lo que el creía que nos merecíamos  los dominicanos: justicia social, libertad y paz.

Francisco Henríquez Rosa dijo...

Hola, muy buena pagina y muy buena información, necesaria para educar a nuestra gente. Si mal no recuerdo, el apodo de "La Chuta" era de Cerón Polanco y no de Leal Prandy.

Gracias. Francisco

Rossy dijo...

Sr. Francisco Henríquez  Rosa,  estoy de acuerdo con Usted, cuando dice que es muy buena información para nosotros y para futuras generaciones. Ah, Sr. Francisco, el apodo de "La Chuta" era de Bienvenido Leal Prandy NO de Ulises A. Cerón Polanco.